lunes, 10 de diciembre de 2007




La causa de esta larga travesía es la siguiente: elegir cada una de las locaciones donde se filmará la película Marea de Arena. Lo cual hace que sea un viaje particular. En cada lugar en dónde paramos, tratamos de imaginar alguna de las secuencias escritas en el guión. La historia a momentos toma nuevos giros, se modifica por lo que el propio lugar despierta e impone.

En el carro viajan los siguientes personajes :

Gustavo, quien juega el papel de director (quién sin podernos explicar claramente porqué irnos a filmar una película hasta el culo del mundo), comanda este viaje. Se turna el volante con Hugo. Cabe decir que Gustavo conoció el año pasado la Patagonia y confirmó su deseo de rodar la peli en ese sitio recóndito del mundo.

Hugo, juega el roll de productor de la película, además de chafiretear nos cocina cosas ricas. Nació en argentina, pero lleva 26 año en México, extraña el chile más que todos nosotros y carga bajo el brazo un frasco con una salsa de chile de árbol con ajonjolí deliciosa, que yo agradezco más que nadie.

Rossini es el fotógrafo, de origen Tucumano pero en realidad argenmex. Él Y Hugo traen un desastre de acento. Ya nadie sabe de donde son, ellos mismos están confundidos. Existe la teoría de que son bolivianos porque la mezcla entre un argentino y un mexicano es igual a boliviano.
Rossini es también el DG del viaje. Porta consigo además de su i-pod a C3PO, del que nos burlamos en un principio pero ahora no podemos viajar si él.
C3PO es nuestro guía siempre alerta. Nos mantiene informado sobre las mejores rutas, hoteles, gasolineras, etc. De vez en vez se confunde y se atormenta de que no sigamos sus consejos al pie de la letra, quizá tiene razón porque acabamos retomado lo que el astutamente aconseja. Comunicado con un ojo omnipotente que observa todos nuestros movimientos, nuestro GPS se ha convertido en el verdadero cronista del viaje.
También vino con nosotros la hermana de Rossini en los pimeros cientos de kilómetro, sólo por el gusto de compartir unas horas en la carretera con su hermano. Un viaje absolutamente loco, ya que tras ocho horas de carretera, cenó con nosotros y se volvió a trepar a un autobús que la devolvería en otras ocho horas a Buenos Aires.
Y yo, quien me propuse ser la cronista del viaje como excusa para pegarme a la aventura del rodaje. Soy la mujer del grupo y la más joven. Se ríen de mi, pero también me consienten más que a nadie.

1 comentario:

Adrián Pascoe dijo...

venga al viaje, hugo seguramente se ha empecinado y cocinado cosas deliciosas, pues ny esta de lujos pero de pronto se me antojo volar a la paragonia. triste que son putas veinte horas de vuelo!!

mucho